Archive for junio 2012

Un río invisible para algunos

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Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pues buen, aquí tienes muchas imágenes juntas que forman un vídeo que vale más que millones de palabras. Lo que muestra, es más esclarecedor que cualquier realista descripción que aquí pudiera hacer. Por ello, con ello te dejo:


No sé si te habrás dado cuenta, pero de todas las márgenes del río que aparecen, solo en una es imposible ver las aguas del Guadalquivir si uno se acerca a verlas. Efectivamente. Somos el único distrito de la ciudad de Sevilla que no ve el río Guadalquivir desde su barrio. Tenemos que salir de él o ponernos en alto para verlo discurrir a nuestro paso. Tan cerca y tan lejos.

Realmente, cuando pensé en aventurarme a mostrar las márgenes de nuestro río, no me podía imaginar lo cuidadas que están en casi su totalidad. Esperaba volver decaído a casa pensando en que Sevilla está descuidada y nosotros solo somos un lugar más entre esa dejadez. Pero no. Me he topado con gente tomando el sol, pescando o haciendo deporte en unas márgenes decentes en la mayoría de lugares. Hasta en  zonas donde no ha viviendas, hay un trozo de césped aunque sea para poder sentarse y ver reflejada la imagen de la ciudad en su río. Sencillamente, vivimos en el olvido.

Nuestro barrio tiene dos partes que dan al río. En una, hay un polvoriento descampado con una muralla de matorrales y basura que impide ver el río. En la otra, directamente una valla e indicios de ser territorios de indigentes inmigrantes. Esta breve descripción dista mucho de los muelles que enfrente van evolucionando convirtiéndose en lugares con algún uso. Si vamos un poco más allá, llegamos a Triana. Quizás el lugar más bello que da al río. La eterna calle Betis perfectamente cuidada y una zona habilitada para la pesca. Seguimos. Llegamos a las inmediaciones de la Estación de Autobuses de Plaza de Armas. Allí el césped se junta con un skate park a pie de río o una asfaltada carretera por donde ciclistas y corredores se entrelazan formando una hilera intermitente que llega al Puente del Alamillo. En medio, cientos de metros empedrados con fuentes, bancos y sin indicios de naturaleza salvaje que impida a cualquiera refrescarse los pies o probar suerte con la caña de pescar.

¿Fin de la historia? Esperemos que no. Creo que vienen tiempos mejores para nuestras márgenes. Es la ventaja de tenerlas descuidadas...

La puerta a ningún lugar

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Ahí la tienen. El esqueleto de la portada pasada. Los hierros que no llevan a ningún sitio, porque poco hay más allá de sus tres arcos. Mucho albero y un barrio aislado llamado Tablada. La inutilidad de su presencia actual nos recuerda de lo efímera que es la gloria para nuestro barrio. Que en una semana se transforma en el epicentro de la ciudad y en las 51 restantes se dedica a recoger el estropicio de la fiesta de excesos y a preparar la siguiente feria. En eso casi nos hemos convertido exclusivamente. Tenemos en nuestro haber el descampado más famoso de España. El lugar por donde pasan estrellas y famosos y que hoy es famoso entre la juventud porque la Policía no te echa si allí te pones con el botellón los fines de semana.

La metáfora de la puerta que no lleva a ningún lugar es válida para ejemplificar la realidad de ese trozo de tierra (nunca mejor dicho) que, desaprovechado y descuidado, nos separa no solo de Tablada y el Puente de las Delicias, sino que nos separa de la posibilidad de darle un uso a esos miles de metros cuadrados. ¿Ciudad de la Justicia? Pues vale. ¿Centro deportivo? También ¿Centro comercial? Ni te digo ¿Un parque?  No estaría mal. Casi cualquier iniciativa sería más válida que la actual. Casi el hecho de poder ver a una grúa  allí nos haría emocionarnos y nos descubriría que no todas las obras son de asfaltado y reasfaltado, de las que los habitantes de Los Remedios tenemos un máster en ellas de tantas que hemos visto en los últimos años.

Lo dicho. Ahí la tienen. Emulando a la Torre Eiffel con sus hierros coronados de banderas y su inutilidad también por bandera. Cuando terminen de desmontarla, empezarán a montar la siguiente. Aquella zona seguirá con su tráfico restringido. Así es nuestra vida. O no. Podemos cambiarlo... si queremos.

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