La puerta a ningún lugar


Ahí la tienen. El esqueleto de la portada pasada. Los hierros que no llevan a ningún sitio, porque poco hay más allá de sus tres arcos. Mucho albero y un barrio aislado llamado Tablada. La inutilidad de su presencia actual nos recuerda de lo efímera que es la gloria para nuestro barrio. Que en una semana se transforma en el epicentro de la ciudad y en las 51 restantes se dedica a recoger el estropicio de la fiesta de excesos y a preparar la siguiente feria. En eso casi nos hemos convertido exclusivamente. Tenemos en nuestro haber el descampado más famoso de España. El lugar por donde pasan estrellas y famosos y que hoy es famoso entre la juventud porque la Policía no te echa si allí te pones con el botellón los fines de semana.

La metáfora de la puerta que no lleva a ningún lugar es válida para ejemplificar la realidad de ese trozo de tierra (nunca mejor dicho) que, desaprovechado y descuidado, nos separa no solo de Tablada y el Puente de las Delicias, sino que nos separa de la posibilidad de darle un uso a esos miles de metros cuadrados. ¿Ciudad de la Justicia? Pues vale. ¿Centro deportivo? También ¿Centro comercial? Ni te digo ¿Un parque?  No estaría mal. Casi cualquier iniciativa sería más válida que la actual. Casi el hecho de poder ver a una grúa  allí nos haría emocionarnos y nos descubriría que no todas las obras son de asfaltado y reasfaltado, de las que los habitantes de Los Remedios tenemos un máster en ellas de tantas que hemos visto en los últimos años.

Lo dicho. Ahí la tienen. Emulando a la Torre Eiffel con sus hierros coronados de banderas y su inutilidad también por bandera. Cuando terminen de desmontarla, empezarán a montar la siguiente. Aquella zona seguirá con su tráfico restringido. Así es nuestra vida. O no. Podemos cambiarlo... si queremos.

This entry was posted on miércoles, 6 de junio de 2012 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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