Un río invisible para algunos

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pues buen, aquí tienes muchas imágenes juntas que forman un vídeo que vale más que millones de palabras. Lo que muestra, es más esclarecedor que cualquier realista descripción que aquí pudiera hacer. Por ello, con ello te dejo:


No sé si te habrás dado cuenta, pero de todas las márgenes del río que aparecen, solo en una es imposible ver las aguas del Guadalquivir si uno se acerca a verlas. Efectivamente. Somos el único distrito de la ciudad de Sevilla que no ve el río Guadalquivir desde su barrio. Tenemos que salir de él o ponernos en alto para verlo discurrir a nuestro paso. Tan cerca y tan lejos.

Realmente, cuando pensé en aventurarme a mostrar las márgenes de nuestro río, no me podía imaginar lo cuidadas que están en casi su totalidad. Esperaba volver decaído a casa pensando en que Sevilla está descuidada y nosotros solo somos un lugar más entre esa dejadez. Pero no. Me he topado con gente tomando el sol, pescando o haciendo deporte en unas márgenes decentes en la mayoría de lugares. Hasta en  zonas donde no ha viviendas, hay un trozo de césped aunque sea para poder sentarse y ver reflejada la imagen de la ciudad en su río. Sencillamente, vivimos en el olvido.

Nuestro barrio tiene dos partes que dan al río. En una, hay un polvoriento descampado con una muralla de matorrales y basura que impide ver el río. En la otra, directamente una valla e indicios de ser territorios de indigentes inmigrantes. Esta breve descripción dista mucho de los muelles que enfrente van evolucionando convirtiéndose en lugares con algún uso. Si vamos un poco más allá, llegamos a Triana. Quizás el lugar más bello que da al río. La eterna calle Betis perfectamente cuidada y una zona habilitada para la pesca. Seguimos. Llegamos a las inmediaciones de la Estación de Autobuses de Plaza de Armas. Allí el césped se junta con un skate park a pie de río o una asfaltada carretera por donde ciclistas y corredores se entrelazan formando una hilera intermitente que llega al Puente del Alamillo. En medio, cientos de metros empedrados con fuentes, bancos y sin indicios de naturaleza salvaje que impida a cualquiera refrescarse los pies o probar suerte con la caña de pescar.

¿Fin de la historia? Esperemos que no. Creo que vienen tiempos mejores para nuestras márgenes. Es la ventaja de tenerlas descuidadas...

This entry was posted on lunes, 18 de junio de 2012 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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